En tiempos de calor y de verano existieron dos perros callejeros de raza no particular, como cualquier perro sin dueño no tenían pues nombres, ya que sin dueño no hay señuelo. De edades comparativas caminaban juntos por las calles buscando comida por que nadie les enseño a no comer, recorrieron así lluvias pasajeras, sombras proporcionadas por el azar, y alguna que otra carrera de la mano del hombre. Dos perros eran uno en tiempos de guerra y cuatro en tiempos de calor.
Fue en este tiempo de calor y de saliva que un día sin mirar atrás se pararon cansados de exhalar, su recuerdo no se remitía ya a nada vital, ni comida, ni calor, ni bebida, ni un olor, solo sus ojos. Dos perros coincidieron sus cuatro órbitas oculares para poder ladrar.
Ni las patadas, ni el absurdo pelaje, ni la carencia, ni el no hogar.
Dos perros y un mundo..............................
(que sucederá?)
No hay comentarios:
Publicar un comentario