sábado, 6 de octubre de 2007

dEL viEjO

Siguió caminando.
El día comenzó algo lluvioso,
pero ya había despejado.
Siempre pensando. No tenía prisa no tenía juglar,
encontró una taberna, nada espectacular.
Una cerveza fría y algo de des ayunar.
Escribió sobre la mesa de madera
con navaja puño y letra:
"que lento es el tiempo
cuando uno lo que quiere es que se apure,
que siga corriendo".

Ps. Se le calentó el hocico y la resignación
su euforia era tanta que sonaría su corazón.

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